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¡ La revolución será feminista o no será ! | Julie Crenn

¡ La revolución será feminista o no será !

Mari Chordà, Ángela García Codoñer, Isabel Oliver y Eulàlia Grau

 

La exposición requiere una contextualización de las obras. Nos encontramos en España, en las décadas de 1960 y 1970. Después de 1936, Franco ostenta el poder. Gobierna el país con mano de hierro, imponiendo la violencia, la censura, la vigilancia, la religión católica y la moral. Eulàlia Grau, Mari Chordà, Isabel Oliver y Ángela García Codoñer nacen entre los años 1942 y 1946; crecerán, por lo tanto, bajo un yugo dictatorial que priva a las mujeres de derechos, casi de existencia, fuera de unos roles claramente definidos. Las mujeres están destinadas tan solo a ser esposas y madres. Se les asigna el trabajo invisible de la casa y las tareas de reproducción. Son relegadas únicamente a las funciones domésticas, sexuales y educativas. Los años sesenta presencian el surgimiento de los movimientos feministas en Europa y en los Estados Unidos. Las artistas feministas se comprometen a desestabilizar las normas y los patrones impuestos. Reivindican su existencia y sus libertades. Con entusiasmo y alegría, deconstruyen las representaciones estereotipadas de las mujeres y visibilizan así los temas tabú inherentes a las experiencias y a los cuerpos de las mujeres. Dentro de este contexto de revolución, Mari Chordà, Ángela García Codoñer, Isabel Oliver y Eulàlia Grau crearon y expusieron su obra a partir de la década de los sesenta.

Desde hace una decena de años, los historiadores y las historiadoras del arte, así como los museos, están llevando a cabo un trabajo considerable para rehabilitar las creaciones de las artistas españolas activas desde los años sesenta. Durante este periodo, el movimiento pop español se nutre de enfoques artísticos decididamente feministas. Las cuatro mujeres artistas que presenta la galería Mayoral son a la vez pioneras y artífices de esta corriente tanto plástica como política. Mari Chordà (Amposta, 1942) es al mismo tiempo pintora, poeta y editora. Desde 1964, realiza pinturas feministas en las que la representación de cuerpos-paisaje nos invita al interior y al exterior del cuerpo de la mujer. La artista traspasa los límites establecidos (tanto abstractos como figurativos) para representar el sexo femenino y, más ampliamente, la experiencia íntima. Del mismo modo, Ángela García Codoñer (València, 1944) también transita con generosidad el camino de la pintura y la intimidad. La artista reencarna la estética pop (estilización de los cuerpos, uso de colores y luces intensas) a fin de mostrar cuerpos femeninos fragmentados, multiplicados, hibridados. La serie Misses es especialmente emblemática de su voluntad de erradicar los códigos patriarcales y mediáticos de los cuerpos de las mujeres. La forma cómo trabaja Isabel Oliver (València, 1946) es sin duda más figurativa. Del espacio doméstico al espacio público, la artista explora la historia del arte occidental para extraer los modelos de representación de las mujeres. La descontextualización de estos modelos genera una crítica de las imágenes femeninas ideadas por los hombres: las musas, las modelos, las mujeres objeto. En sus obras, la artista incorpora además las técnicas y las actividades propias de la artesanía (bordados, cañamazos, etc.) a las cuales han sido constreñidas las mujeres durante tanto tiempo. En el seno del movimiento pop, el collage ocupa un lugar destacado. Los collages de Eulàlia Grau (Terrassa, 1946) denuncian los distintos tipos de opresión, violencia y discriminación social. Motivada por la urgencia y la transgresión, la artista recorta imágenes y textos de periódicos y revistas, y luego los junta y recompone. Sus creaciones hacen patentes las grandes diferencias existentes entre las clases sociales, así como el fantasma de una sociedad donde cada cual se encuentra en el lugar que le impone el poder; cuerpos dóciles obligados a entrar y permanecer dentro de los rangos sociales determinados por una fuerza superior.

Gracias a haber rechazado los cuerpos-función, los cuerpos-objeto y los cuerpos-silencio, las artistas Mari Chordà, Ángela García Codoñer, Isabel Oliver y Eulàlia Grau han logrado cambiar los códigos, las restricciones y las costumbres imperantes para reinventar el espacio de representación de las mujeres. Sus obras son el resultado de una rabia colectiva y de unos compromisos enunciados con claridad. Sin concesiones ni indulgencia, critican el patriarcado, el régimen autoritario vigente (Franco no muere hasta el 1975) y las distintas formas de opresión/violencia a las cuales están sometidas las mujeres y los grupos minorizados. Mientras el país, paralizado por el miedo, calla y se ahoga, la resistencia colectiva está en marcha. «Mi cuerpo, mi decisión». Las mujeres artistas expresan su ira, se reapropian con valentía y audacia de sus cuerpos, de sus formas de representación y de sus voces.

 

Julie Crenn
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